domingo, 8 de junio de 2014

MALAS DESICIONES SONY - PARTE 1

Pronto las empresas japonesas empezaron a comprar empresas estadounidenses, y el mundo de la tecnología comenzó a girar en torno a lo que saliera del Lejano Oriente. Había una empresa en especial que en la mira de todos: Sony.
Pasando las páginas de la historia, nos encontramos con que, hoy, la empresa pionera de los ochentas y noventas ya no es ni la mitad de lo que era. Sus dispositivos (a excepción del PlayStation) ni siquiera le generan suficientes ingresos; y la explicación no es que al mercado japonés le ganaron la guerra. En abril de 2012. Sony Corp marcó un nuevo récord de 6,4 mil millones de dólares en pérdidas (más o menos 11,4 billones de pesos colombianos).

Sony, si me permiten la analogía, se está haciendo un tradicional harakiri( Suicidio ritual)  lento y doloroso, que le ha durado desde finales de los noventas hasta hoy, que cumple 77 años. Ya tiene la espada bien adentro.

Parte I: El Trinitron y las malas decisiones

Casi todas las personas han tenido un televisor Trinitron de Sony en casa, un equipo muy pesado. Aunque la televisión fue inventada mucho antes de la llegada del Trinitron en los sesentas, la ‘caja mágica’ de Sony fue la primera que se distribuyó con éxito en el mercado internacional.
En la época en la que fue lanzado, el Trinitron tenía la mejor calidad de imagen en el mercado. La marca, desde su nacimiento, iba un paso más adelante de toda su competencia, porque además vendía a precios muy asequibles. Trinitron era sinónimo de estabilidad económica, tanto para quien la compraba como para la empresa que la estaba ofreciendo.
Esto fue posible porque el cofundador de Sony, Masaru Ibuka, fue (según quienes lo conocieron) uno de los ingenieros más brillantes que ha pisado la Tierra.
La filosofía de Ibuka era: “El primer y más importante motivo por el que fundamos esta compañía era crear un medio ambiente de trabajo estable, donde ingenieros que tengan una apreciación profunda por la tecnología puedan realizar su trabajo y misión de acuerdo con los dictados de su corazón”. 
La empresa nunca fue famosa por ser pionera con las ideas. Todas las mejores tecnologías de Sony fueron mejoras que el equipo de Ibuka desarrolló para otros productos que ya existían.

A la izquierda Morita y a la derecha Ibuka.
El otro cofundador de la empresa, Akio Morita, era un empresario salvaje y carismático que fue ’el rostro’ de la empresa. Al mismo tiempo, era a quien constantemente se le ocurrían ideas sobre cómo mejorar lo que ya existía. De la misma manera que Microsoft tuvo a Bill Gates y Apple a Steve Jobs, Sony mucho tiempo se sostuvo sobre los hombros del polémico Morita, que muchas veces se manifestó contra la manera en la que funciona el mercado estadounidense.
Trinitron vivió una larga vida, hasta que ocurrió lo que se esperaba que ocurriera con la llegada de las tecnologías Plasma y LCD. Las pantallas planas reemplazaron los armatostes enormes que Sony dejó de fabricar en 2006 y de distribuir en 2008. Por su parte, llegó tarde a las nuevas tecnologías de televisión y con productos muy caros.
Sony no comprendió hacia dónde se estaba dirigiendo la tecnología en la última década. Desde 2000, con la llegada de BlackBerry, las empresas empezaron a sacar productos que integraban muchas funcionalidades en un solo dispositivo.
La empresa fue intransigente. Sacó televisores con capacidades limitadas que no ofrecían muchas opciones adicionales a los usuarios. Mientras tanto la competencia (como Samsung y LG) comprendió que los televisores, como todos los productos de hoy, deben ofrecer más servicios que solo buena calidad de imagen.
En lugar de entregar un solo producto con miles de funcionalidades, Sony saturó el mercado con miles de productos con una funcionalidad cada uno. Las empresas que ofrecen demasiada variedad de productos generan mucha desconfianza en los clientes, según tres estudios citados por Gizmodo. Los usuarios reconocen las marcas porque estas son fáciles de recordar e identificar con una serie de productos que conservan una identidad (Microsoft con Windows, Apple con su ‘i’ –iPad, iPhone–, etc.).
Al perder su producto más importante, Sony perdió su rostro. No supo cómo reconstruir la imagen de la empresa, que se encontraba esparcida en una lista interminable de cámaras, celulares, computadores, consolas y televisores que nunca trascendieron. Además, muchos de ellos fueron intentos desatinados, que hoy solo se recuerdan en listas como la de los 50 dispositivos más inútiles de la década pasada (según Gizmodo). Más de la mitad de estos gadgets fueron de la empresa japonesa.


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