Parte II: El Walkman, Discman y Apple
Puede que Sony no
se haya inventado el radio de transistores, pero si se inventó la
portabilidad. El radio ‘portátil’ de Sony empezó a traer buenos
resultados. Morita sabía que si quería seguir innovando y haciendo productos
que la gente comprara, el camino era la portabilidad.
Con la llegada del
casete, la empresa empezó a fabricar dispositivos que los reproducían. Eran
grabadoras grandes, que se podían cargar de un lado para otro de la misma
manera que el radio. Cuenta la revista Times,
en un texto sobre historia del Walkman, que Morita cargaba un reproductor de
casetes de Sony en sus viajes de negocios, y un día se bajó del avión con la
idea de hacer de la música portátil una experiencia privada.
Ibuka se quedó con
la idea en la cabeza, se la llevó a su equipo de ingenieros y así nació la
primera idea original de Sony: El 1 de julio de 1979, la empresa le mostró
al mundo el Walkman.
Como las mejores
invenciones de la modernidad, el producto era una gran mezcla de muchas
otras ideas: el casete, los audífonos y la portabilidad. Era un
dispositivo azul, con botones grandes.
Sony predijo que
apenas 5.000 de ellos se iban a a vender en Japón después del lanzamiento, pero
ese número se multiplicó por 10. Era la primera vez en la historia en la
que todo el mundo podía ir por la calle escuchando lo que quisiera, sin
interrumpir y molestar a nadie.
Muchas empresas
(como Aiwa y Philips) empezaron a imitar el producto, pero Sony volvió a
mandar la parada. La empresa fue agregándole funciones a su
dispositivo: radio, el botón que mejoraba los bajos (el Bass Boost) o un
rebobinador para el cassette. Incluso llegaron a sacar un Walkman que se
cargaba con el sol.
Los ochentas fueron
los años del Walkman. El dispositivo invadió todos los mercados del mundo,
incluyendo el estadounidense. Sony estaba creciendo tanto y tan rápido que
empezó a comprar empresas norteamericanas, lo que despertó la ira santa de
Donald Trump en televisión.
Sony se hizo con
Columbia Pictures, una importante productora de cine de Hollywood, y para
Estados Unidos eso era imperdonable: significaba, según
ellos, que Japón ahora iba a tener el dominio sobre la cultura
norteamericana.
El escándalo tocó
la fibra de Estados Unidos y dejó de ser un tema solo de negocios. Algunos
medios dicen que los japoneses estaban jugando sucio en ese entonces: mientras
sus empresas estaban invadiendo a todo el mundo, no dejaban que productos
extranjeros se vendieran en su país sin un impuesto gigante.
Otros afirman que
más allá de que eso sea cierto o no, el crecimiento de la industria japonesa no
se explica así. Aunque los productos extranjeros no se vendieran en Japón, este
era solo un país. Empresas como Sony vendían en todo el mundo, no solo en
Estados Unidos.
Algunos discursos
ya rayaban con lo absurdo: decían que los nipones estaban vengándose por lo
sucedido en la Segunda Guerra Mundial. Las compras japonesas de empresas
gringas, según este argumento, eran parte de una invasión. En este video
podemos ver un poco de la controversia:
En realidad se
desconocen las razones por las que Sony compró Columbia. Es decir: en
términos de negocio tuvo mucho sentido, porque Sony estaba entrando en el
negocio de la música y eso se complementaría muy bien con el cine. Pero si
lo hubiera hecho solo con fines lucrativos, lo mejor no hubiera sido comprar
una empresa tan cara como Columbia Pictures.
Hay rumores que
dicen que la compra vino de una excentricidad de Morita. Dicen que el
empresario simplemente quería tener una gran productora de cine. El caso
es que esa decisión, al final, costó mucho más que los 3.400 millones de
dólares que pagó Sony por Columbia.
Sony compró tantas
empresas tan rápido que no hubo una manera de integrarlas. Había partes de la
empresa que trabajaban juntas en el desarrollo de productos, pero que ni
siquiera se conocían entre ellas. A Sony le costó mucho trabajo conservar
la unidad de su multinacional, sencillamente porque todo estaba regado por
todas partes.
Luego llegaron los
noventas, y los discos compactos rápidamente empezaron a reemplazar los
vinilos. Eran más baratos, más fáciles de producir y los reproductores, con el
tiempo, se hicieron mucho más económicos. Sony y Phillips unieron fuerzas para
desarrollar el primer Discman.
Casi de la misma
manera y con el mismo éxito que el Walkman, esta tecnología reinó en los
noventas. Todos tenían o un Discman o un Walkman en sus manos. La venta de
discos se disparó sin precedentes, cosa que Sony celebraba al ser dueño de una
de las productoras de música más importantes.
Pero con el cambio
de siglo llegó Apple. Los reproductores de MP3 ya estaban pidiendo pista de
aterrizaje, pues ofrecían más beneficios a los usuarios por precios más
bajos. El 23 de octubre de 2001, Steve Jobs le mostró al mundo el iPod, y
de nuevo la industria de la música cambió para siempre.
El iPod no solo
reemplazó los Walkman y Discman, sino que obligó a los usuarios a cambiar de mentalidad. Los
discos físicos dejaron de ser tan importantes, pues miles de archivos MP3 (que
además se podían descargar por Napster) cabían en dispositivos del tamaño de la
palma de la mano.
Era demasiado para
pelear. Sony estaba perdiendo plata por todos los flancos por culpa de Apple; y
como ya sabemos, no lo manejó de la mejor manera. Ninguna empresa lo hizo en
ese momento (recordemos el Zune de Microsoft y los teléfonos de
BlackBerry). La respuesta de Sony fue impulsar productos que, más allá de
su creatividad y usabilidad (como el Mini Disc), probaron que no eran los
adecuados para pelear contra el iPod: costaban más y eran menos
eficientes.
Parte III: La Arrogancia de PlayStation
El último
dispositivo con el Sony conquistó al mundo fue el PlayStation. Desde 1988
la empresa ya estaba tentada con la idea de entrar en el mundo de los
videojuegos, y para hacerlo buscó una alianza con quien entonces era el rey
solitario de ese mundo: Nintendo.
La idea era sacar
una consola que reprodujera unos discos especiales desarrollados por Sony que
permitían correr juegos con gráficas 3D en tiempo real. Sony alcanzó a
fabricar 200 prototipos de estas consolas, que no solo reproducirían discos
sino también cartuchos. Al final, el proyecto se cayó por unos problemas de
licencias.
Sony reformo sus
planes y decidió sacar su propia consola, que funcionaría solo con CD. En 1994
la consola fue lanzada, y en seis meses en el mercado ya había alcanzado 1
millón de ventas en todo el mundo.
¿Qué hizo a
PlayStation una de las consolas más importantes de la historia? Una
selección de títulos exclusivos que combinaban tecnologías que no habían sido
implementadas hasta la fecha, controles con un sistema de vibraciones que
ayudaban a hacer la experiencia más envolvente y, por encima de todo, una
de las mejores campañas publicitarias que se han visto.
Con el slogan ‘ur
not ready’ (ustedes no están listos) y una presentación sin precedentes en el
E3, Sony Computer Entertainment hizo de su consola un éxito absoluto. Sony
fue la primera empresa que les dio mucha importancia a los títulos exclusivos
de las empresas, lo que hizo que los usuarios empezaran a generar un fanatismo
visceral con una empresa o la otra por los títulos que ofrecía.
Lo siguiente fue el
PlayStation 2. Una consola diseñada por Sony y Toshiba que leía DVDs y era
capaz de llevar las experiencias al siguiente nivel. Sony seguía con la
exclusividad en los títulos más importantes del mercado y sin una verdadera
competencia, lo que le permitía seguir en la punta de la carrera por la mejor
industria. Los gamers eran fieles a Sony por los títulos exclusivos que
ofrecía.
El PlayStation 2
fue la consola más vendida en su momento con 153,68 millones de equipos
vendidos en total según VGChartz y un total de 1.638,25 millones de juegos
vendidos. Los juegos exclusivos de Sony fueron, uno tras otro, juegos del
año según los medios especializados. La empresa estaba en un trono
solitario, lo más arriba posible, pero ese éxito terminó convirtiéndose en la
última puñalada del harakiri que hace tiempo ya se había hecho Sony.
La frase que podría
resumir la manera en la que Sony lidio con su éxito fue la que dijo el
actual director creativo de Sony Computer Entertainment cuando se preparaban
para el lanzamiento el PlayStation 3: “La siguiente generación de consolas
empezará cuando nosotros lo digamos”. La Arrogancia con A mayúscula de
Sony era tan notoria que incluso incomodaba en un mundo como el empresarial, en
el que reina la arrogancia.
PlayStation creía
que tenía su trono en el paraíso tan asegurado que creía que podía sacar su
tercera consola en un precio astronómico con juegos carísimos, y que todos la
iban a comprar. Resulta que no. Microsoft aprovechó el ‘papayazo’ de Sony
para que el Xbox 360 se hiciera con un lugar en la
competencia. PlayStation perdió la exclusividad de muchos juegos, porque
cada vez hacer juegos es una apuesta más riesgosa. Hoy, en vísperas del
lanzamiento de la cuarta consola, el panorama ya no está tan claro.
Muchas empresas están entrando pisar en el medio
de los videojuegos. Valve demostró con Steam que los gamers están dispuestos a
pagar por juegos sin necesidad de usar una consola, Microsoft parece querer
hacer mucho más que una consola con su nuevo Xbox. Muchos grandes
empresarios están de acuerdo que la verdadera competencia de las empresas de
videojuegos ya no es ni Sony ni Microsoft, ni Valve. Es Apple.
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